Eso me hace sentir mucho mejor.
Seguimos el aroma a carne a través de su salón colonial y a través de su comedor colonial y llegamos a la cocina, donde Veronica está dando de comer a Emily. Me sorprendo al ver que no parece un bebé recién nacido, parece mayor.
—Hank Baskett está en casa —dice Ronnie.
—?Quién? —pregunta Veronica, pero sonríe al ver las flores y el vino—. Pour moi?
Durante unos instantes me mira el ojo morado, pero no lo menciona y yo aprecio el gesto. Le doy lo que mi madre le envía y Veronica me da un beso en la mejilla.
—Bienvenido a casa, Pat —dice, lo cual me sorprende porque parece sincera—. Espero que no te importe, Pat, pero he invitado a alguien más a cenar —a?ade Veronica mientras me gui?a un ojo y abre el horno, del que sale un maravilloso aroma a tomate y albahaca.
—?A quién? —pregunto.
—Ya lo verás —responde sin levantar la vista de la humeante salsa.
Antes de que pueda decir nada más, Ronnie ha levantado a Emily de su sillita diciendo: —Saluda al tío Pat. —Me suena un poco raro hasta que me doy cuenta de que está hablando de mí—. Dile hola al tío Pat, Emily.
Me saluda con su peque?a manita y en breves instantes la tengo en mis brazos. Sus ojos oscuros inspeccionan mi cara. Sonríe mientras se?ala mi nariz y dice: —Pap.
—?Has visto qué lista es mi ni?a, tío Pat? —exclama Ronnie mientras acaricia el sedoso pelo negro de Emily—. Ya sabe tu nombre.
Emily huele al puré de zanahoria que lleva por toda la cara hasta que Ronnie se lo limpia con una servilleta. He de admitir que Emily es una ni?a muy mona y al instante comprendo por qué Ronnie me ha escrito tantas cartas hablándome de su hija y por qué la quiere tanto. Empiezo a pensar que algún día Nikki y yo deberíamos tener ni?os. Me pongo tan contento que le doy a Emily un beso en la frente mientras imagino que ella es el bebé de Nikki y yo su padre. Le doy un montón de besos en la frente hasta que empieza a reírse.
—?Cerveza? —dice Ronnie.
—Se supone que no debo beber por la medicación y…
—Cerveza —dice Ronnie, y en pocos minutos nos encontramos bebiendo cerveza en el porche mientras Emily se sienta en el regazo de su padre y da sorbitos de una botella rellena con zumo de manzana.
—Qué gusto da tomar una cerveza contigo —dice Ronnie justo antes de brindar con su botella de Yuengling Lager contra la mía.
—?Quién más viene a cenar?
—Tiffany, la hermana de Veronica.
—?Tiffany y Tommy? —pregunto, pues recuerdo al marido de Tiffany de la boda de Ronnie y de Veronica.
—Solo Tiffany.
—?Dónde está Tommy?
Ronnie da un largo sorbo de cerveza, mira la puesta de sol y dice: —Tommy murió hace algún tiempo.
—?Qué? —digo. Yo no sabía nada—. Lo siento mucho.
—Asegúrate de no sacar el tema de Tommy esta noche, ?de acuerdo?
—Claro —afirmo. Luego doy unos cuantos sorbos de cerveza—. ?Cómo murió?
—?Cómo murió quién? —pregunta una voz de mujer.
—Hola, Tiffany —dice Ronnie. Al instante está sentada con nosotros en el porche. Lleva un vestidito negro, tacones, un collar de perlas y el maquillaje y el pelo demasiado perfectos para mi gusto (como si estuviera poniendo demasiado esfuerzo en parecer atractiva, como a veces hacen las mujeres mayores)—. Recuerdas a Pat, ?verdad?
Me pongo en pie y le doy la mano. La forma en que Tiffany me mira me pone nervioso.
Volvemos a la casa y después de una peque?a charla, Tiffany y yo nos quedamos solos en el salón, uno en cada extremo del sofá, mientras Veronica termina la cena y Ronnie lleva a Emily a la cama.
—Estás muy guapa esta noche —digo cuando el silencio se vuelve incómodo.
Antes de que el período de separación comenzase, yo nunca le decía piropos a Nikki y creo que esto hirió de verdad su autoestima. Pienso que puedo practicar y piropear a otras mujeres sobre su aspecto físico para que me salga de manera natural cuando Nikki regrese. Aunque Nikki siempre está guapa. Tiene unos a?os más que yo, pero tiene un cuerpo bonito y una melena negra larga y sedosa.
—?Qué te ha pasado en la cara? —pregunta Tiffany sin mirarme.
—Un accidente levantando pesas.
Se mira las manos, las cuales tiene cruzadas sobre el regazo. Lleva las u?as pintadas de rojo.
—?Dónde trabajas ahora? —digo, pensando que es una pregunta segura.
Arruga la nariz como si acabara de tirarme un pedo.
—Me despidieron hace meses.
—?Por qué?
—?Realmente importa? —dice mientras se levanta y se dirige hacia la cocina.
Me bebo lo que me queda de la segunda cerveza y espero a que Ronnie vuelva.
La cena es elegante, hay velas encendidas y han sacado la vajilla buena y la cubertería de plata, pero el ambiente es extra?o. Tiffany y yo estamos callados mientras que Veronica y Ronnie no dejan de hablar de nosotros.