—?Para de cantar esa canción! ?Para! ?Por favor!
Mi madre se golpea contra la madera y entonces mi padre me pega una patada en las costillas, lo cual hace que Stevie Wonder desaparezca y la música pare. Cuando caigo de espaldas al suelo, papá salta sobre mí y me golpea en la cara. Mamá trata de apartar a papá de mí y yo lloro como un bebé. Mamá le dice a papá que deje de pegarme y finalmente él se aleja de mí. Ella me dice que todo saldrá bien, a pesar de que mi padre me ha golpeado en la cara tan fuerte como ha podido.
—Esto ha sido suficiente, Jeanie. Ma?ana por la ma?ana volverá al hospital. A primera hora —dice mi padre antes de bajar por la escalera.
Yo estoy llorando tanto que casi no puedo ni pensar.
Mi madre se sienta junto a mí y me dice:
—No pasa nada, Pat, estoy aquí.
Yo apoyo la cabeza en el regazo de mi madre y lloro hasta dormirme mientras mamá me acaricia el cabello.
Cuando abro los ojos, el ventilador está puesto otra vez, el sol atraviesa los cristales de la ventana y mamá aún está acariciándome el cabello.
—?Cómo has dormido? —me pregunta forzando una sonrisa. Sus ojos están rojos y tiene las mejillas llenas de lágrimas.
Durante unos instantes me siento bien ahí tumbado junto a mamá, con su mano acariciándome la cabeza y su suave voz cantando en mi oído, pero de pronto el recuerdo de la noche anterior hace que me incorpore de golpe mientras mi corazón late a toda prisa.
—No me mandéis de nuevo al lugar malo. Lo siento. Lo siento mucho. Por favor —suplico, le suplico por todo lo que tengo, pues no sabéis lo que odio el lugar malo y al pesimista del doctor Timbers.
—Te vas a quedar aquí con nosotros —dice mamá mirándome a los ojos como hace cuando dice la verdad. Y luego me da un beso en la mejilla.
Vamos a la cocina y ella me prepara unos deliciosos huevos revueltos con queso y tomate. Yo me tomo todas las pastillas pues siento que se lo debo a mamá por haberla derribado y por haber hecho enfadar a mi padre.
Me sorprendo al ver que el reloj marca ya las once de la ma?ana, así que en cuanto vacío mi vaso me dirijo a realizar mis ejercicios.
LA CENA DE ETIQUETA
Ronnie finalmente viene a verme al sótano y me dice: —Tengo que volver a casa, así que solo dispongo de unos minutos.
Termino la serie de flexiones y sonrío, ya que sé lo que esa frase significa. Veronica no sabe que Ronnie ha venido a verme, y él tiene que darse prisa para que no lo pille haciendo algo sin su permiso (algo como decir hola a su mejor amigo, al cual hace mucho tiempo que no ha visto).
Cuando termino, dice:
—?Qué te ha pasado en la cara?
Me toco la cicatriz de la frente.
—Ayer se me resbaló la pesa de las manos y se me cayó encima.
—?Se te ha puesto el ojo morado por eso?
Me encojo de hombros, no quiero decirle que mi padre me pegó un pu?etazo.
—Tío, realmente estás en forma. Me gusta tu gimnasio —dice mirando mis aparatos y el Stomach Master 6000; luego me ofrece la mano—. ?Crees que podría venir a hacer ejercicio contigo?
Me pongo en pie, le doy la mano y digo: —Claro. —Sé que es solamente otra de las promesas falsas de Ronnie.
—Escucha, siento mucho no haber ido a verte a Baltimore, pero bueno, teníamos a Emily y, bueno, ya sabes. Pero he sentido que las cartas nos mantenían unidos, y ahora que estás en casa podríamos pasar tiempo juntos, ?no?
—Como si… —empiezo a decir, pero luego me muerdo la lengua.
—Como si ?qué?
—Nada.
—?Aún crees que Veronica te odia?
Mantengo la boca cerrada.
Sonríe con cara de bobo y dice:
—?Crees que si te odiara te invitaría a cenar ma?ana por la noche?
Miro a Ronnie y trato de averiguar si va en serio o no.
—Veronica va a preparar una cena especial para darte la bienvenida. ?Vas a venir o no?
—Claro —digo sin creer lo que estoy oyendo, pues las promesas de Ronnie no suelen llevar la palabra ?ma?ana?.
—Genial. Ven a mi casa a las siete para que tomemos una copa primero. La cena será a las ocho y será una de esas cenas formales de tres platos, así que ponte algo bonito, ?de acuerdo? Ya sabes cómo se toma Veronica lo de las cenas de etiqueta —dice. Luego me da un abrazo, el cual tolero solamente por lo sorprendido que estoy por la invitación de Veronica. Ronnie me pone la mano en el hombro y dice—: Tío, da gusto que estés en casa.
Mientras lo veo subir la escalera, pienso en toda la porquería que Nikki y yo diríamos de Ronnie y Veronica si el período de separación hubiese acabado y fuera a venir a la cena de etiqueta conmigo.
—Una cena de gala —diría Nikki—. Pero ?dónde estamos, en el colegio?
Dios, Nikki odia a Veronica.
SI RECAIGO