—Bueno..., no estoy segura —aclaró ella—. Eso dice Trisha.
—?Qué...? —él se tomó un momento para inspirar profundamente, y después volvió a clavar la mirada en ella—. ?Qué te hace pensar eso?
—Hace unos días que no deja de buscar excusas para hablarme. Jake dice que intenta ligar conmigo, pero... no estoy muy segura de qué significa eso.
—?Y qué más? —preguntó él, que de pronto parecía especialmente interesado en la conversación.
—Hoy ha venido a la hora de cenar y me ha preguntado si quería ir a dar una vuelta con él más tarde. Le he dicho que no.
—Bien hecho.
—Así que me ha preguntado si quería que me visitara en la cama esta noche.
—?Que te ha preguntado si...? —repitió él, frunciendo cada vez más el ce?o—. ?Y qué le has dicho?
—Que no.
—Ah —pareció calmarse.
—Así que lo hará ma?ana.
—??Qué?!
—?Crees que quiere eso? ?Sexo?
Rhett se quedó mirándola fijamente unos segundos en silencio, asimilando la situación. Alice no sabía si había hecho del todo bien contándoselo.
—?Le has dicho que sí? —preguntó Rhett de pronto, y ella no entendió su expresión.
—No se ha molestado en preguntar. Ha dicho directamente que vendría.
—Menudo gilipollas.
—?Vas a responderme ya?
—?Responder a qué?
—?Crees que quiere sexo?
—?Por qué? ?Tú sí quieres?
—No sé si quiero, nunca lo he probado.
—Me refiero a si quieres probarlo con él.
—No. —Miró sus manos—. Con él no.
Hubo un momento de silencio. Rhett carraspeó.
—Bien.
—?He hecho bien en contártelo? No sabía a quién decírselo.
—Has hecho muy bien —afirmó él, frunciendo el ce?o de nuevo—. Y ?qué vas a hacer? ?Decirle a Jake que lo vigile?
Rhett la miró con mala cara cuando ella se rio, así que Alice dejó de hacerlo enseguida. La película ya había empezado y ninguno de los dos le prestaba atención. Ambos parecían centrados en sus propios pensamientos. Al final, Rhett suspiró y la quitó antes de dejarse caer en la cama.
Alice, claro, se dejó caer a su lado y lo miró de reojo.
—?Puedo preguntarte algo?
Rhett siguió mirando el techo, pensativo.
—Siempre me haces esa pregunta como si tuviera alternativa.
—?Eso es que puedo preguntarte o que no?
—Pregúntame lo que quieras, Alice.
—?Por qué siempre usas guantes?
Vaya, eso pareció sorprenderlo.
La verdad es que nunca los llevaba cuando estaban solos, en su habitación, pero por algún motivo Alice había decidido respetar lo que fuera que no quería ense?ar y nunca le miraba las manos. Y eso que la tentación era grande.
Pareció que él pensaba en algo antes de tragar saliva.
—No me gusta que me vean las manos.
—?Por qué no?
—Porque a la gente no suelen gustarles.
—Seguro que a mí sí.
él negó con la cabeza.
—No lo creo —dijo, finalmente.
—?Por qué no dejas que lo decida yo?
Rhett se quedó observándola unos segundos antes de, finalmente, levantar una de sus manos hacia ella.
Alice se quedó mirando el dorso sin comprender nada. Solo era una mano normal y corriente. Pero entonces lo vio. Bajo la piel ligeramente bronceada, había peque?as marcas de cortes repartidos tanto por el dorso como por la mu?eca.
Frunció el ce?o y sujetó la mano de Rhett entre las suyas, notando cómo este se ponía tenso cuando ella pasó el pulgar sobre su piel, intrigada.
—?Son... cicatrices? —preguntó en voz baja, girándola para ver que en la palma también había unas cuantas.
Al pasar el pulgar sobre ellas, la piel era ligeramente más rugosa. No parecían graves, pero era cierto que eran evidentes a primera vista.
—Sí —murmuró Rhett, observando cómo Alice las inspeccionaba minuciosamente.
—?Por qué hay tantas?
—Es... es una historia un poco desagradable.
—Mejor. Las agradables son muy aburridas.
él sonrió, pero le dio la impresión de que su mirada era más bien triste.
—Me obligaron a meter las manos en una caja llena de cuchillos —murmuró al final.
Alice detuvo en seco su inspección y se volvió hacia él, perpleja. Rhett había apartado la mirada.
—?Quién haría algo así? —preguntó en voz baja, horrorizada.
—Nadie. —él negó con la cabeza—. Eso no importa. Ahora ya no duele.
—Pero...
—Alice, no insistas.
Quizá con otro tema lo habría intentado un poco más, pero con ese en concreto supo que no estaría bien. Se limitó a volver a pasar el pulgar por encima de la peor cicatriz, la que tenía justo debajo de los nudillos.
—No entiendo por qué no iban a gustarle a la gente —murmuró.
Rhett soltó un resoplido. Sus orejas se enrojecieron.
—Las cicatrices no son bonitas.
—A mí me lo parecen. Y fascinantes. En mi zona todo el mundo era tan perfecto...
—?Me estás llamando imperfecto?
—Sí. Lo perfecto es aburrido y predecible. Lo imperfecto, en cambio, es único. No deberías avergonzarte de tus imperfecciones, Rhett. A mí me gustan.
él no dijo nada. Alice soltó su mano y él la puso sobre su propio estómago, respirando hondo. Se quedaron en silencio unos instantes mientras ella lo examinaba con la mirada.
—?Puedo preguntarte algo más sobre Kenneth?
Rhett cerró los ojos un momento.
—No es precisamente mi tema de conversación favorito.
—?Eso es un sí?
—Sí, Alice, ?qué pasa? ?Te ha dicho algo más?
—No, no es eso. Es que... —Alice ladeó la cabeza, algo curiosa—. ?Por qué el hecho de que Kenneth diga que va a venir a mi cama tiene que significar que quiere tener sexo conmigo?
—Porque los chicos como él piensan en eso todo el día.
—?Los chicos como él?
—Los gilipollas, sí.
—No lo conoces tanto.
—He oído lo suficiente sobre él como para formular ciertas teorías.
—Pero... yo vengo a tu cama cada noche y no por eso tenemos sexo. ?Por qué tengo que tenerlo con él si viene a la mía?
Alice vio que Rhett se quedaba muy quieto un momento, y después se incorporó de golpe.