Pero, claro, el silencio no duró mucho.
—?Por qué nadie mata a ese? —preguntó, sacudiendo el hombro de Rhett, que parecía llorar por dentro—. ?Dile que pare!
—No pued...
—Ya no me gusta su máscara. Es de cobarde. ?Debería ense?ar la cara!
—Es una película, no le busques el sentido.
—Si no tiene sentido, ?por qué la vemos?
—Porque tú no puedes dormirte. —La miró con mala cara—. ?Quieres callarte? No oigo nada.
Ella se calló. Al menos, otros cinco minutos más, después empezó a enfadarse por los sustos que daba la película y porque ninguna de las víctimas supiera defenderse del enmascarado.
Llevaban solo treinta minutos cuando se?aló a un chico que iba siempre con la protagonista.
—Ese es el enmascarado —aseguró.
Rhett la miró con las cejas enarcadas.
—?Cómo lo sabes?
—Instinto, supongo.
—Pues... enhorabuena, acabas de pillar a uno de los asesinos.
—?Lo es? —Sonrió ampliamente—. Bueno, podemos avisarla.
—Alice —replicó él lentamente—. Ella es solo una actriz, y todo eso es ficción.
—Me gusta que me llames por mi nombre —comentó ella alegremente.
Rhett pareció un poco más tenso después de esa frase.
—?Quieres que vuelva a llamarte principiante?
—No.
—Pues a callar.
—Vale.
—Eso es decir algo.
—Perdón.
él suspiró, fastidiado.
Y pareció más cabreado aún cuando ella volvió a se?alar la pantalla.
—?Por qué juntan sus bocas todo el tiempo?
Rhett se quedó un momento muy quieto, después la miró.
—?Eh?
—?Por qué lo hacen?
—?Besarse?
—?Se llama así?
—Lo hace... la gente que se gusta, supongo.
—Es inútil e innecesario.
—Eso lo dices porque no lo has probado —murmuró él.
—Y ?qué significa exactamente que te guste alguien? ?Es como... si te cae bien?
él se rascó la nuca, incómodo.
—No. A ver, gustarse es como... mmm... —Parecía incómodo, lo que incrementó la curiosidad de Alice—. Cuando sientes atracción por otra persona, supongo.
—?Y eso de besarse es para demostrarse que se gustan?
—Sí, supongo.
—?Si me gustaras debería besarte?
—...
—?Rhett?
—Si quisieras, sí.
—?Y el sexo?
él abrió los ojos como platos.
—?Qué...?
—En mi antigua zona nadie hablaba de eso —le explicó.
—?Y qué demonios te hace pensar que puedes hablarlo conmigo?
—Me gustas mucho.
él se quedó de piedra. Alice sonrió.
—Me entretiene estar contigo —a?adió.
—Ah —carraspeó—. Bueno, de todas formas, no podemos...
—?Tú podrías explicarme en qué consiste exactamente lo del sexo?
—Vale, se acabó la conversación.
Se puso de pie y apagó la pantallita, que pasó a ser completamente negra. Alice hizo un mohín.
—?No, espera, quiero saberlo!
—?Y a mí qué me cuentas? Pregúntaselo a cualquier otro.
—Es que contigo tengo más confianza.
—Pues qué alegría.
—?Por qué no quieres hablar de ello?
—Porque no.
—Yo creía... Bueno, creía que el sexo era un tema bastante común, en realidad.
—Pero hablarlo no es... —La miró con curiosidad—. ?Cómo puedes no tener ni idea del tema? ?Tú nunca...?
—?Yo nunca, qué?
—Bueno, es imposible que nunca hayas visto u oído nada.
—Ya te dije que en mi zona nadie se tocaba a no ser que fuera estrictamente necesario.
—?Y jamás has tenido la tentación de besar a alguien? ?En serio?
—?Eso de juntar las bocas?
—Sí, eso.
—No. —Frunció el ce?o. La idea parecía una locura—. Mi padre no lo habría permitido jamás.
—No te estoy preguntando por tu padre, te estoy preguntando por ti.
Ella lo consideró un momento.
—No he tenido la oportunidad de probarlo. Nunca he permanecido en la misma habitación con otra persona, a solas —dijo al final, mirándolo con una sonrisa—. Eres el primero.
Rhett no pareció muy relajado. De hecho, se sentó un poco más lejos de ella.
—Es un honor —carraspeó.
—?No has dicho que solo se hace con la gente que te atrae? A mí nunca me ha atraído nadie.
—?En serio?
—Ni siquiera sé muy bien qué se siente cuando te pasa eso.
Rhett se quedó pensativo un momento.
—Bueno..., te aseguro que cuando te pase, lo sabrás.
Se quedaron mirándose unos segundos en los que la habitación se llenó de silencio y Alice empezó a notar una extra?a sensación de nervios invadiéndole el cuerpo. Jugueteó de nuevo con sus dedos, mirándolo con curiosidad.
—?Tú has besado alguna vez a alguien?
él abrió la boca y la volvió a cerrar, como si dudara sobre qué responder. Al final, se limitó a asentir.
—?Y cómo fue? —preguntó curiosa.
—Vale, esto se está volviendo muy incómodo.
—Venga, no me des la información a medias, es injusto. ?Cómo fue tu primer beso?
—Pues... fue algo raro —murmuró—. Yo tenía doce a?os y ella, catorce. Se chocó con mis dientes. Dolió bastante.
Alice se llevó una mano a la boca inconscientemente, casi analizando cómo se besaba sin que los dientes chocaran.
Pero ?a ella qué le importaba? Ni siquiera iba a besar a nadie jamás.
—?La edad influye en esas cosas? —preguntó.
—Más o menos. ?Por qué estamos hablando de esto?
—?Te has besado con más personas?
él suspiró.
—Solo con otra.
—?Y sentías atracción por las dos?
—Eeeh... No me acuerdo, la verdad.
—?Has tenido sexo?
—Vale, se acabó. —Levantó una mano cuando ella abrió la boca de nuevo—. Vete ya a tu habitación.
Alice hizo una mueca.
—Pero ?el iPod...!
—Me da igual. A dormir ahora mismo.
—Está bien..., pero, antes, respóndeme a lo último.
—?Qué es lo último?
—?Alguna vez has tenido sexo?
Rhett la miró unos instantes.
—?Por qué demonios tienes tanta curiosidad?
—Soy muy curiosa.
—No, eres muy pesada.
—?Eso es un sí o un no?
él suspiró. Alice levantó las cejas, intrigada.
—Sí —dijo él, finalmente.
—Y... ?cómo fue?
—Eso no es asunto tuyo. —Se?aló la puerta—. Largo de aquí, y más te vale que nadie te vea.